Por la tarde fui a nadar con mis hermanas Laura y Marta. El tufo a cloro del interior de la piscina cubierta contrastaba con los embriagadores perfumes a lavanda, tomillo y romero que nos esperaban fuera, en los jardines que rodeaban el complejo deportivo. Una disparidad olfativa que me hizo rememorar otra: la del aséptico olor hospitalario de las sesiones de quimioterapia frente a la reconfortante fragancia de mi hogar, cuando volvía al refugio de mi familia.
Sí. El esfuerzo que supuso cada día de lucha, como ahora la natación, valían la pena, dadas las prometedoras semillas de futuro que albergaba cada jornada en su interior.
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Escrito que presenté en un concurso de microrrelatos organizado por Escuela de Escritores: Batalla de Cuentistas, en el Marco de la 83ª Feria del Libro de Madrid. Requisitos: que empezara por "Por la tarde fui a nadar" y que tuviera cien palabras máximo.
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